martes, 26 de octubre de 2010

Esas bonitas e inútiles animaciones digitales



Cada cierto tiempo, ...cada cinco años, me gusta contemplar esos hermosos e inútiles artefactos de software que generan figuras digitales en movimiento.
En esta ocasión me topé con la página http://www.escapemotions.com/ del diseñador gráfico Peter Blaškovič
La inutilidad, así como la belleza son evidentes, es recomendable visitarlo y dejarse seducir por las formas que se arrastran con el mouse, ó los movimientos que se obtienen con las flechas del teclado.

El escéptico Iluminado

Al leer la frase “Los ateos son los que están más cerca de Dios”, de Simone Weil, la interpreto como que los escépticos están más cerca de Dios.

Espiritualmente, hablar de Dios es hablar de un estado que siempre ha existido y que siempre existirá, y al cual se puede llegar ó ascender, para terminar fundiéndose uno mismo con la totalidad, el uno, el todo.

El trabajo de toda escuela espiritual consiste en que cada uno viaje hacia su propio  interior, y allí reconocer en uno mismo a la divinidad, al espíritu santo, al ser, al Tao.

Para iniciar la senda escéptica, es necesario hacerlo desde nuestra individualidad, que al diferenciarse del mundo y de lo “otro”, nos permite cuestionar, dudar e investigar. En la medida que “soy” distinto y único, iré tomando posiciones individuales, desarrollaré pensamientos propios. Esta individualidad pensante, es la que sostiene la mirada escéptica, y que nos hace estar en contra de dogmas y verdades supuestamente  absolutas.

La decisión de no seguir los dogmas es una decisión dura, es optar por un camino incómodo, es autoimponernos exigencias que el resto de las personas no tiene. Es tomar el camino estrecho, y no tomar la puerta ancha de la perdición (bíblicamente hablando)

Los espiritualistas hablan de distintos tipos de personas según su grado de esclarecimiento espiritual y vital (iluminación) versus la oscuridad de los engaños del mundo y de los sentidos (error y pecado). El tipo de ser más extendido y común en la faz de la tierra, es el de los “dormidos” (pecadores, engañados, superficiales). Luego hay unos pocos seres “semidormidos” ó en proceso de despertar, que rechazan los engaños de este mundo, pero aún no encuentran la luz total. Y por último está ese minúsculo grupo de aquellos que ya vieron la luz de las verdades absolutas, y son los seres “despiertos”, avatares e iluminados (Cristo, Buda, Maitreya, etc).

Los escépticos no buscamos la verdad absoluta (no creemos en ella), por lo tanto no seríamos iluminados ni cristos, salvo que intentemos algún artilugio intelectual-espiritual, ó un sincretismo curioso, y nos atrevamos a decir que “la verdad absoluta y final es que no existe la verdad absoluta y final”, y de allí podríamos postular que “mientras más escépticos seamos más iluminados seremos”.

Al menos, y sin artilugios, pasamos por “seres semidormidos” espirituales, pues un ser que no se conforma con lo que se le impone, ni acepta las verdades establecidas sin chistar, no podría ser definido como un “dormido”.

Es por ello que los espiritualistas debieran tenernos en buena estima.

El universo es maravilloso, y sus misterios no se agotan, y nosotros tenemos una mirada transparente para intentar comprenderlo. Quién podría tener una mirada más prístina y clara que los escépticos para poder maravillarse y acercarse a las supuestas verdades absolutas.

De existir Dios…, tiendo a pensar que estaría más cercano a aquellas de sus criaturas que intentan descifrar el universo con las armas que el les habría proporcionado.

De Argentina me traje dos libros de Ayn Rand

Además de los Bife Chorizos que me comí, en mi pequeña vuelta por Mendoza, también recorrí las pocas librerías de Avenida San Martín, y en una de ellas encontré un par de libros de Ayn Rand a un precio razonable. Para mí,  algo razonable en libros es un precio menor de $10.000 chilenos ó menos de 20 dólares.
Los libros son: "La virtud del egoísmo" y "Filosofía. Quién la necesita?" de la editorial Grito Sagrado de Argentina.
De la misma editorial ya había comprado en una librería de Santiago, hace menos de un año, los imperdibles libros de la misma autora: "La rebelión de Atlas" y "El Manantial". A un precio que prefiero olvidar...por lo caros, pero Ayn Rand los vale.